30 junio 2011


La música, con letra entra

Las memorias perdidas es el subtítulo de los esbozos narrativos sobre parte de la vida del músico Chet Baker (Oklahoma, 1929-Amsterdam, 1988), quien acerca al lector su particular infierno, una mezcla de música y drogas, que le condujo al desarraigo y la destrucción física. Como si tuviera alas, es un libro relacionado con recuerdos agrios y dulces del trompetista norteamericano.


Durante la madrugada del 13 de mayo de 1988, Chet Baker caía al vacío desde la ventana de un hotel de Amsterdam y se estrellaba contra el suelo, con tan mala suerte que moría. El trágico final del trompetista se veía venir, según gentes del entorno del músico; pero pasado el tiempo, 23 años después, todo semeja un estúpido accidente en lugar del ajuste de cuentas por parte de traficantes de droga a los que era habitual Baker desde muy joven.


Carol, la viuda de Chet, deja claro que a no se le puede describir tan solo como músico, drogadicto, marido o leyenda. “Era todo eso y mucho más, y en este libro es testimonio de esa realidad”, para más adelante recalcar: “Cuando Chet comenzó a escribir sobre su vida no lo hizo como un intento de realizar la crónica exhaustiva de cada día, de cada mes y ni siquiera de cada año. Más bien se propuso reunir una colección de recuerdos que todavía revestían una especial importancia para él”.


La historia musical de Chet Baker comienza cuando su padre, guitarrista de una orquesta, le regala un trombón, pero el tamaño del instrumento no se adapta al físico del futuro famoso. Por ese motivo, cambia el artefacto metálico por otro menos aparatoso, una trompeta a la que supo sacarle mejores sonidos, lo cual dejó muy claro en la orquesta de la escuela que servía para animar las veladas y fiestas típicas de una población de Oeste norteamericano de los años cuarenta.


Las buenas notas de estudiante fueron una constante en la niñez y adolescencia de Chet, incluso pensó en estudiar leyes, pero su traslado a California sirvió para acrecentar la indolencia del joven, quien descubría la marihuana en compañía de sus colegas. A los 16 años de edad ingresa en el ejército de Estados Unidos, donde permanecerá varios años y se convertirá en un apoyo a su carrera de músico en ciernes, pues viajará por Europa y tocará la trompeta en la banda de su regimiento en Berlín, cuyo aeropuerto será el escenario principal de sus soplidos para recibir a diferentes autoridades. “En invierno hacía tanto frío que había que esperar con la boquilla de la trompeta metida en la boca, sino, al llevártela a los labios se te congelaban y se te quedaban pegados al metal”.


La salida de la milicia convierte a Chet en músico profesional, quien a los 24 años de edad es considerado uno de los mejores trompetistas del jazz, con el permiso de Miles Davis y Dizzy Gillespie. Pero a diferencia de los anteriores, el jazzman blanco cantaba con sentimiento baladas inolvidables como The Thrill Is Gone, Time Alter Time, My Funny Valentineo My Ideal.


Después de acompañar a Charlie Parker, el joven trompetista de agraciadas facciones, recordado como un James Dean en sus años jóvenes, empieza a triunfar en los escenarios de California. “Me da la sensación de que la mayoría de la gente se deja impresionar solo con tres cosas: la rapidez con que toques, los agudos que consigas, la fuerza que le saques al instrumento. A mí esto me resulta un tanto exasperante, pero ahora tengo mucha más experiencia, y he llegado a entender que seguramente ni siquiera el dos por ciento del público sabe oír como es debido”.


Tras las inevitables influencias de otros músicos, Bix Beiderbecke, Harry James, Miles Davis, Dizzy Gillespie, Art Farmer o Clifford Brown, la fama de Chet le lleva a recalar en una de las bandas más emblemáticas durante casi un año en la Costa Oeste de Estados Unidos, Gerry Mulligan & Chet Baker, liderada por el primero y conocido saxofonista blanco. Sin embargo, la alegría iba a durar poco, pues Chet se mete de lleno en el mundo de la heroína hasta convertirse en la sombra de lo que fue. Su sencilla técnica y su originalidad a la hora de improvisar suplieron carencias notorias en este instrumentista sincero.


Las mejores grabaciones corresponden a las que sirvieron para presentar el sello Pacific en el año 1953 y algunas con Barclay. A partir de entonces el periplo vital de Baker se pierde en el malditismo del vagabundo adicto a la droga dura que recala en cualquier puerto, incluido el de Barcelona, donde puede encontrar la droga que le evite la ansiedad de vivir, como testifica en las páginas de Como si tuviera alas.


Cuando todo parecía que iba a encarrilarse en su carrera, aunque sobre el escenario ya no era el mismo, Chet muere. Era el elemento que faltaba para completar la aureola trágica que acompañó al trompetista.



Libro
Como si tuviera alas / Las memorias perdidas
Chet Baker
Literatura Mondadori, 107
Mondadori, Barcelona 1999

Disco
The Best Of Chet Baker Sings
(Blue Note)
20 piezas del periodoinusual en la generación de la música bop.





29 junio 2011

23 junio 2011

 
 
Fuerteventura (Sony) 2011
Russian Red
Portada: fotografía de Lourdes Hernández
 

Segundo disco de Russian Red, es decir de Lourdes Hernández, veinteañera y madrileña cantante que reune 11 canciones en Fuerteventura, un álbum grabado en Glasgow y, como es habitual en ella, cantado en inglés. En la línea suave y delicada de Russian Red se encuadran las piezas del disco que ahonda en ese sonido entre folk y pop que tanto define a la cantante y compositora madrileña, quien desde la primera canción, Everyday Everynight, deja claro que el sentimiento es una de las bases fundamentales de su sonido preferentemente acústico y enraizado en el terreno de las mejores referencias del pop intemporal de diferentes décadas.

Canciones: Everyday Everynight. The Sun The Trees. I Hate You But I Love You. Braver Soldier. Fuerteventura. The Memory Is Cruel. Tarantino. My Love Is Gone. January 14th. Nick Drake. A Hat.

Músicos: Lourdes Hernández (guitarra y voz), Charlie Bautista (teclados, guitarra, percusión, instrumentos adicionales y voz), Richard Colburn (batería y percusión), Stevie Jackson (guitarra, armónica y voz), Bob Kildea (bajo, guitarra, percusión y voz), Manuel Cabeza (guitarra) y Mick Cooke (trompeta y flugel).

Más portadas: I Love Your Glasses (2008).




19 junio 2011


4x10
1971

Every Picture Tells A Story (Mercury)
Rod Stewart
Portada: John Craig


Tercer disco de larga duración del británico Rod Stewart, quien realiza un atractivo repertorio y canta rodeado de músicos de The Faces y otros instrumentistas de talento que facilitan el estilo que llevará a Stewart al éxito masivo a uno y otro lado del Atlántico. R&blues, rock and roll, country, soul y algunas canciones de gentes como Dylan o Hardin sirven para mezclarse con piezas compuestas con Rod, quien acierta plenamente en dos de las más escuchadas del disco: Maggie May y Mandolin Wind.

Canciones: Every Picture Tells a Story. Seems Like a Long Time. That's All Right. Tomorrow Is a Long Time. Maggie May. Mandolin Wind. (I Know) I'm Losing You. Reason to Believe.

Músicos: Rod Stewart (guitarra acústica y voz), Ron Wood (guitarra eléctrica, pedal steel guitar y bajo), Ian McLagan (órgano), Sam Mitchell (guitarra y slide guitar), Dick Powell (violín), Andy Pyle (bajo), Martin Quittenton (guitarras), Pete Sears (piano), Danny Thompson (bajo), Mickey Waller (batería), John Baldry (voz), Madeline Bell (voz) y Maggie Bell (voz).
 
Más portadas: An Old Raincot Won’t Ever Let You Down (1970), Gasolina Alley (1970), Every Picture Tells A Story (1971), Never A Dull Moment (1972), Sing It Again, Rod (1973), Smiler (1974), Atlantic Crossing (1975), A Night On The Town (1976), Foot Loose & Nancy Free (1977), Blondes Have More Fun (1978),

Apunte: Para ver más carátulas relacionadas con Rod Steward, pinchad






08 junio 2011


Cody's Dream (Bloodshot) 2008
Mark Pickerel And His Praying Hands
Portada: ilustración de Tom Pickerel

Mark Pickerel apostó por un largo recorrido por las carreteras de Estados Unidos para inspirarse en nuevo material musical para su segundo disco grande, algo así como road movie a la que añadió como banda sonora 13 canciones, la mayoría compuesta por el baterista metido a líder de grupo. Como los clásicos roqueros no desprecia para nada la tradición basada en country, rock and roll y soul, entre otros géneros en los que bebe Mark, quien bajo una voz cálida hace un recorrido por diferentes estados del alma que van de la melancolía a la felicidad, sin que por ello desentone en la agradable colección de piezas que constituye Cody's Dream.

Canciones: Cody's Dream. Let Me Down Easy. The Last Leaves. She Calls. One More Cup Of Coffe. Leaving With Tha Swamptones. Cherokee Grove. I Promise. And So Be It Them. The Closing Theme. She Sleeps Through Sirens. Deep Inside Your Sade. Cody's Last Ride.

Músico: Mark Pickerel (guitarra acústica, percusión, batería y voz), Johny Sangster (guitarras y voz), Jim Sangster (bajo y voz), Margrethe Björklund (pedal steel), Michael Musburger (batería), Barb Hunter (chelo), Micah Hulscher (teclados). Ian Moore (omnichord, guitarra y voz), Steve Fisk (melotrón), Carrie Akre (voz) y Heather Duby (voz).

Más portadas: Snake In The Radio (2006).



06 junio 2011


 
El rastro

Los Ángeles
Hispavox
1969
 
 
Momentos
Pequeñas cosas
 






Premios Príncipe de Asturias Letras 2011

Reunido en Oviedo el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011, integrado por D. Andrés Amorós Guardiola, D. Luis María Anson Oliart, D. J. J. Armas Marcelo, D. José Manuel Blecua Perdices, D.ª Carmen Caffarel Serra, D.ª Amelia Castilla Alcolado, D. Juan Cruz Ruiz, D. Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, conde de Siruela, D. José Luis García Martín, D.ª Pilar García Mouton, D. Manuel Llorente Manchado, D.ª Rosa Navarro Durán, D.ª Berta Piñán Suárez, D. Fernando Rodríguez Lafuente, D. Fernando Sánchez Dragó, D.ª Diana Sorensen, presidido por D. Víctor García de la Concha y actuando como secretario D. Román Suárez Blanco, acuerda por mayoría conceder el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011 al poeta y novelista canadiense Leonard Cohen, por una obra literaria que ha influido en tres generaciones de todo el mundo, a través de la creación de un imaginario sentimental en el que la poesía y la música se funden en un valor inalterable. El paso del tiempo, las relaciones amorosas, la tradición mística de Oriente y Occidente y la vida contada como una balada interminable configuran una obra identificada con unos momentos de cambio decisivo a finales del siglo XX y principios del XXI.

Oviedo, 1 de junio de 2011


Con motivo de la concesión a Leonard Cohen del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011, incluyo un artículo sobre su faceta de narrador literario del cantautor canadiense.



Leonard Cohen, narrador

Leonard Cohen (Montreal, 1934) aunque estuvo muy unido a la música desde muy joven, faceta por la que es conocido a nivel internacional a partir de 1967, año de aparición de su primer elepé, ha desarrollado una larga y fructífera carrera literaria que se inicia a nivel bibliográfico en 1956 con la edición de Let Us Compare Mythologies (1956), primer libro de poemas del canadiense. Sin embargo, la faceta lírica de Cohen queda para otra fecha, ahora voy a recomendar las dos novelas publicadas antes de su fulgurante aparición en el ámbito de la música popular. Se trata de El juego favorito (1963) y Los hermosos vencidos (1966).

El juego favorito es mi preferida de las novelas de Cohen, quizá porque, en parte, ofrece un contenido autobiográfico en algunos casos sobre todo en esa línea de búsqueda de un destino del personaje principal, aunque también se nota la capacidad fabuladora escorada hacia las voces más representativas de la novela anglosajona a las que impone su melancólica mirada un Cohen joven pero agudo observador.

De Los hermosos vencidos dijo en su momento su autor que: "Creo haber dado todo que en aquel momento tenía. Intento llevar a cabo la entrega total; a veces lo consigo y a veces fracaso, pero es siempre una prueba de carácter. Quiero dominarme a mí mismo".


Ambas obras fueron escritas durante la estancia de Cohen en la isla mediterránea y griega de Hydra, donde estuvo acompañado de una de sus musas y mujer inmortalizada en la canción So long, Marianne.