28 febrero 2014


La música, con letra entra

El cante flamenco es un arte que no deja indiferente, que causa adhesiones inquebrantables o rechazo, pero también provoca una inagotable fuente en la que beben las más dispares personas. Del ámbito de la literatura, en representación de los escritores más inspirados y certeros de la lengua española, procedía Félix Grande (1937 -2014), poeta y narrador inconfundible, que se involucró con el cante y su paisanaje desde muy joven, incluso ejerciendo de guitarrista. Con palabras certeras, e indagaciones profundas ampliamente documentadas en estudios, o bien apoyándose en su experiencia vital, Grande construye un edificio de sólidos cimientos, aireados habitáculos y nobles materiales. 

Memoria del flamenco (Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores) 1995, en su medio millar de páginas se abre a especialistas y aficionados, para compartir la cronología que va de las raíces y prehistoria del cante a nuestros días, pero sin olvidar la presencia de cultura oriental en lo jondo, como elemento enriquecedor, o el Dicurso contra los gitanos de Juan de Quiñones, como aportación a crónica de la injusticia hacia un pueblo. Estas dos partes, pertenecientes a los apéndices del libro, se completan con una selección de coplas flamencas, y el homenaje de los poetas , entre los que se incluye el de Félix Grande con su Cobrizo spiritual para Manolo Caracol. 

El escritor y flamencólogo J.M. Caballero Bonald reconocía que el autor "no ignora que el tema implícito en su Memoria del flamenco es reacio por naturaleza a todo dogmatismo de ocasión y se repele con cualquier presunta tendencia a confundir lo esencial con lo accesorio, la pulpa con la costra. Todos sabemos que el escrutinio de una verdad nunca es infalible, como tampoco se aproxima nunca a un valor absoluto. Por eso el autor de este libro apenas estable conclusiones tajantes, sino que propone elegir la más defendible". 

Valga este post para como homenaje a Félix Grande, fallecido hace un mes aproximadamente, y como recuerdo a Paco de Lucía, cuya reciente desaparición no hace más que incrementar las virtudes del guitarrista de Algeciras, de quien Grande fue un gran defensoy y divulgador de su arte.