27 agosto 2015



Janis Joplin, 45 años después (II)

La discografía de Janis Joplin valga el simil enológico gana con los años porque lo que son sus grabaciones oficiales, salvo rara excepción, han adquirido un peso específico dentro del rock que en algunos casos no tuvieron en su momento. Claras influencias de géneros como el folk y el blues moldearon los primeros pasos musicales de la cantante texana, que supo dar el salto en su momento y plantarse al frente de una banda de rock and roll en el San Francisco mediático de la segunda mitad de la década de 1960. 

Las opiniones en general de crítica y seguidores sobre los discos grabados por Janis Joplin coinciden en que el mejor de todos es el LP póstumo Pearl (1971 - Columbia), cuyo repertorio desmonta el tópico de roquera chillona y descarada que pueden infundir las imágenes de la cantante en pleno trance ante un auditorio gregario típico de los grandes festivales por los que pasó Janis Joplin a finales de los sesenta. La perla de las grabaciones oficiales de la texana se caracteriza por un acertado sentido de la combinación de estilos (blues, rock, hard, country, soul) pasados por el tamiz de la portentosa voz de Janis que diversifica con variedad de tonos con inigualable brillantez tanto en los tiempos lentos como en los más agitados.



Bajo el manto instrumental de la banda canadiense Full Tilt Boogie Band, Janis Joplin se sintió más arropada que nunca a la hora de expresar su arte, hasta el punto de atreverse a la hora de componer canciones como la que abre el repertorio de Pearl: Move Over o la interpretada a capella y última que grabó: Mercedes Benz. El encuentro de Janis con el aparente sosiego de dar con la clave de un disco a medida de sus aspiraciones sirvió a la vocalista para recabar piezas de otros músicos a las que aplicó el mejor lustre de su voz hasta el punto de colocar post morten en el número 1 de las listas de éxitos My And Bobby McGee, de Kris Kristofferson y Fred Foster, pieza en la onda del country que la cantante no desconocía desde muy joven y al que aplica la actualización que le dieron sus creadores originales, representativos del sonido campestre escorado al rock.

En el disco Pearl, de ahí el optimismo de Janis Joplin hacia la que consideraba su nueva pero corta etapa con Full Tilt Boogie, se percibe que la las dos partes, vocal e instrumental, no se molestan, no se tapan, al revés viven y dejan vivir. De ello hay buena prueba en la mayoría de las canciones que llevaron al citado y renombrado LP a la gloria de los mejores discos de rock de los setenta. Quedan como brillantes joyas de una música llamada rock, piezas de eficiente amalgama, entre las destacan Move Over, Cry Baby, A Woman Left Lonely. My Baby, Trust Me o Get It While You Can.

Para imbuirse del espíritu de buenas vibraciones que generó la grabación de Pearl, dado el afán recopilatorio que se produce en relación con las grabaciones de determinados artistas, es recomendable la escucha del recopilatorio, editado en 2012, The Pearl Sessions (Columbia).




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