07 junio 2019

Hemeroteca


Viernes, 7 de junio de 1991
FARO DE VIGO

Rastros


Aquellas portadas

Sam Rock & The Can*

La creciente proliferación de discos compactos y su consabido abaratamiento va a conseguir, a lo peor, algo que no consiguieron las casetes: destruir una faceta artística dentro del mundo del disco: las portadas.



En su origen, el disco de 75 revoluciones y, más tarde el "extended play" de cuatro canciones, no contemplaba la posibilidad de acercar el objeto de baquelita o de plástico, igual para todos, hasta la posibilidad de un diseño artístico en su envoltura. Al principio la cosa se limitaba a poner el nombre del artista en letras grande y una fotografía en colorines bien grande, posando como en el día de su boda. 

Fue en la década prodigiosa de los 60 cuando a alguien se le ocurrió que con la carpeta de un álbum podían hacerse obras dignas de colocar en un museo, y así nacieron carpetas que todavía se muestran en las rebajas y que mucha gente compró sin saber que pito tocaban los músicos que iban dentro.



Diseños de los de Mati para el "Abraxas" de Carlos Santana; los cuadros de Roger Dean para la mayoría de los de Yes, que pasaron a ser el sello distintivo del grupo; los de los Beatles, en los que Klaus Voorman los dibujó a plumilla y Michael Cooper los hizo posar en el "collage" más famoso del pop, el del Sargento Peppers; la cremallera de Warhol en el disco de los Rolling Stones; los diseños del grupo Hipgnosis, entre lo más famoso y conocido.



Otros diseños que van ya unidos a la imagen de un grupo, de un cantante, aunque no sepamos quién fue su autor, como el del único LP de Blind Faith, el de la niña y el avioncito, todos los de Pink Floyd, preocupados por esta parte de sus discos: "el de las cerezas" de Paul McCartney; los dibujos para los discos de Gerry Rafferty; el de "It's a Beautiful Day", con la chica mirando desde la colina; la portada del "Breakfast in America", de Supertramp.



Todo ese mundo de diseño, de álbumes que se abrían, que se desplegaban, que se troquelaban va a dejar de existir. Ni los actuales LP dedican gran cosa a una carpetística decente, ni los futuros compactos van a dejar, entre ese especie de librillo de fumar que lleva entre la cajita de plástico, mucho espacio para diseños.


* Xosé Ángel Xesteira Pazos