03 agosto 2023

ANIVERSARIO: 40 AÑOS DE SUBIR, SUBIR, DE HILARIO CAMACHO

 


— Háblanos de tu nuevo álbum "Subir, Subir".

— Supone un paso adelante porque estoy consiguiendo trabajar con unos cánones que yo mismo me voy estableciendo, conn una sensación de equipo muy fuerte. Es mi propio grupo de músicos el que ha hecho el disco conmigo, lo que tiene ventajas de cara al directo. Este año se ha integrado un saxo. Y el título "Subir, Subir", aparte de la broma de las fotos que hay en la funda del disco, es una alusión a mi intención de seguir siempre superándome.

— Hay en este disco un cierto toque americano ¿Estás de acuerdo?

— Efectivamente, y es algo buscado. Al cabo de los años me voy dando cuenta de que la mayor parte de la música que yo escucho y he escuchado es americana. Es el tipo de sonido y de "feeling" que a mí me gusta, el modo de expresar los sentimientos que más me gustan musicalmente, las cosas de James Taylor, de Stevie Wonder, gente así, ese tipo de sonido, de música, de arreglo. En la  música americana hay un arreglo sólido pero con mucho margen de libertad para el músico, mientras que en el tipo de arreglo europeo el músico se limita a reproducir algo que ya le dan escrito en su totalidad.

— Desde que empezaste, cada disco tuyo ha sido siempre algo muy diferente al resto de la música que se hace en España en ese momento. Tienes algo de "rara avis" en el panorama musical de aquí.

— El que me digas eso confirma mi intención de ser "novedoso" de alguna manera, de avanzar. Cuando eres nuevo traes algo nuevo por definición, salvo que copies descaradamente a alguien, y cuando ya llevas años en esto tratas, al menos yo, de encontrar una alternativa comercial válida, digna, en la cual haya un continuo renovarse musical y una frescura de ideas. Para eso me guío por una pauta bastante sencilla, que es tratar de hacer lo que me apetece.  Cuando me pongo a hacer un disco de veinte a veinticinco canciones, y después también me dejo guiar con personas que trabajan conmigo, como mi productor o mis propios músicos, porque eso me enriquece. Y supongo que al cabo del tiempo algo en mí que me identifica y que es lo suficientemente fuerte como para que, aún trabajando en equipo y habiendo una serie de opiniones e intervenciones de los demás, un disco mío se distinga como un disco de Hilario. Es Hilario el que canta, es el mundo de Hilario. Pero al mismo tiempo algo nuevo. Que a lo mejor para algunos va a ser ahora un Hilario un poco más comercial, ya sin ese punto de vanguardia y absoluta novedad de mis comienzos. Pero yo me siento de todos modos bastante independiente de los cánones musicales que predominan en un momento dado. Creo que efectivamente consigo que cada disco mío es algo nuevo. De hecho la casa de discos se lleva muchas sorpresas conmigo.

— Tus discos han ido evolucionando desde un tono baladístico e intimista,  muy  interiorizado, hacia un mayor predominio del  ritmo, hasta el punto de que en este "Subir, Subir" eres todo un roquero, a veces casi descaradamente "heavy", y además muy bailable.

— Yo considero que a mí lo que me hace avanzar es el cerebro, siempre me ha gustado mucho todo lo relacionado con lo mental, lo psicológico. Aunque cada día me siento mejor con mi voz, mas cantante, creo que es mi cerebro el que suele ganar. Randy Crawford decía que ella era todo voz. Bueno, pues yo soy "coco". Durante muchos años, seguramente debido a esto, yo me entretuve mucho más en una serie de ensoñaciones y en lo melódico, pero desde hace dos años ha aumentado en mí el interés por el ritmo, sin abandonar por eso mi temática, mi mundo. Pero últimamente me enrollo mucho más con mi cuerpo, me pienso menos las cosas, tengo mecanismos de actuación mucho más rápidos, quizás debido a que estoy más centrado y más maduro. Entonces, si ya sabía mucho de melodías, ahora me he planteado que practicar un poco con el ritmo quizás me va a equilibrar. Eso es todo.

— Hay un tema que se repite en tus discos, desde aquel "niño buen cazador de nubes" de "Volar es para pájaros", en el álbum "De paso", hasta este "Subir, Subir", que además lleva en la funda unas fotos con mucho humor y mucho "globo".

— Sí, hay una serie de constantes en mis discos. El mundo de los sueños siempre ha estado muy presente, porque siempre ha tenido  muy presente que hay una parcela del cerebro que nunca puedes dominar, más bien te domina durante mucho tiempo y luego considero que aprendes sencillamente a hacerte menos preguntas y aceptarlo. También hay otras constantes en mis discos como la soledad, las relaciones, con sus búsquedas y las preguntas sobre ellas, o la amistad, que está incluso más presente que el amor erótico. En las canciones uno habla de su mundo personal, por supuesto, y además de eso yo me propongo dos cosas.  Una contarlo, de modo que entretengas, que fabules,  que excites con imágenes y crees estados anímicos, tanto con la música como con el texto. Y otra, tener una coherencia. Puede haber palabras o temas que salgan en un disco y en otro si hay un porqué para insistir en ello, no porque sí. El álbum pasado, por ejemplo, se llamó "La mirada del espejo", y en la canción que ahora sale de single, "Taxi", la letra es de Joaquín Sabina, pero yo le ayudé a terminarla y conseguí que tenga un verso que diga "los ojos del espejo se burlan de tu cara". No me importa que en un disco haya referencias a otros, porque ello unifica mi mundo, deja claro las imágenes que son importantes para mí, hace que mi mundo sea coherente para quien me escucha.

—Tú eres un músico asumido por el público de los cantautores, pero es que resulta que los que los roqueros también te tienen como cosa suya. No estás en ninguna de esas casillas tan limitadas que se dan por aquí.

— De las definiciones existentes ahora mismo aquí, que efectivamente son muy limitadas, lo que yo más acepto es la de cantante "pop", que es lo bastante amplia para admitir muchas cosas. Porque efectivamente, etiquetas como "roquero", "baladista" o "cantautor" limitan mucho. Hombre, yo he vivido épocas en que, como me enrollaba con los cantautores, me decían que si era hijo de Marcelino Camacho, por el apellido y tal. Yo lo que soy es un individuo que sigue su propia evolución, y tratando temas que en cualquier caso tampoco estaban desconectados con lo social. A lo mejor alguien me dice que le gusto porque soy muy intimista, y otro que no porque no soy nada social. Da igual, a la larga lo que vale es que miles de personas se comunican contigo, y que alguien te pide un autógrafo para un amigo suyo que está en el calabozo, u otro que te dice que ha estado enfermo y te ha estado escuchando a tope. Eso te hace sentir una dimensión social en tu trabajo. Yo ando bastante por la calle, soy muy accesible, he trabajado y colaborado con mucha gente, y a lo mejor eso ayuda a que mi música pueda llegar a mucha gente. Pero el último porqué yo lo ignoro.

—Tras tu primera época famosa, con tres discos, no se supo de ti por un tiempo, hasta que el año pasado salió "La mirada del epejo" y ahora "Subir, Subir". ¿Estás otra vez de lleno en esto?

—En realidad ese paréntesis terminó hace tres años, cuando volví a Madrid me puse bastante en serio a actuar y a preparar el primer disco. Luego acabé de montar un grupo, que es el que grabó este disco conmigo, y estamos dedicados a trabajar plenamente, a  tope.

— Hablanos del single "Taxi".

—Lo he hecho con Joaquín Sabina, igual que "Negra noche". Hace tiempo que nos conocemos, yo hice también los arreglos y un tema de un disco suyo. Me gusta mucho como escribe y mantenemos una buena amistad. Me pareció que lo de "Taxi" era un toque bastante comercial, además yo me pasó la vida metido en taxis, porque soy muy reacio a conducir. La canción tiene su toque de neura, pero más bien es optimista.

Entrevista lanzada con el disco "Subir, Subir (1983), de Hilario Camacho, por la discográfica Movieplay.