Sixto Rodríguez
(1942-2023)
Por A.J.R.
A veces los críticos, de los cuales reniego, y el público, dejan pasar desapercibidos algunos artistas y su música sin encontrar motivos aparentes para ello. Esto ocurrió con Sixto Rodríguez, quizá porque el movimiento contracultural se desgastó en los 60, los hippies perdieron su ilusión o que Bob Dylan acaparara la escena poética americana.
Sixto Rodríguez sufrió en sus carnes la desidia de la gente del ámbito musical, después de publicar dos fantásticos álbumes entre 1970 y 1971, y desapareció al registrar un fracaso de ventas de sus discos, ante lo cual tuvo que dedicarse a la albañilería.
Nacido en Detroit, de descendencia mexicana, y retirado aún joven del mundillo musical, alcanzó ya en edad avanzada, sobre los sesenta y tantos años, un reconocimiento a posteriori debido a que su música se perdió en todos partes menos en Australia y Sudáfrica. Fue en aquellos países donde su música se mantuvo viva y mucho después se rescató, por suerte, para el resto del mundo.
Grabó dos álbumes a comienzos de los 70 y se editaron dos directos solamente para Australia, lugar en el que tuvieron lugar las actuaciones en vivo durante 1979. En 2013 cantó en Barcelona, por cierto. Poeta más que músico, con grandiosas canciones, letras intimistas y realistas con la dureza de los tiempos, ya era hora de rescatar a este impresionante personaje de quien se realizó un documental titulado Sugar Man, que ganó un Oscar en 2012, reportaje que tuve la suerte de verlo y que me desveló no sólo lo un gran músico, sino también una gran persona, reportaje que se puede encontrar en Internet.
Hay muchas más cosas, pero es el momento de escuchar a este gran compositor. Con nosotros, Sixto Rodríguez, un claro dentro de tanta oscuridad que nos envuelve.
Sixto Rodríguez. Fotografía de Fairfax Media
