01 abril 2020


Bob Dylan lanza canción propia e inédita

El cantautor de Duluth acaba de lanzar la canción inédita Murder Most Foul, una pieza propia de 17 minutos de duración que rompe la inercia de Dylan de volver a su propia cosecha. 

La canción constituye una balada que se adentra en el asesinato de John Fitzgerald Kennedy (1917 - 1963) para ir desglosando una historia en torno a la década de los sesenta bajo un escueto fondo musical. 

«Esta es una canción que grabé hacia un tiempo y que podríais encontrar interesante», explicó el cantante en un mensaje en el que además saluda a todos sus seguidores y reconoce su «gratitud» por el «apoyo y lealtad mostrados durante estos años», reconoció Bob Dylan, quien añade en una parte de la composición: «El alma de una nación se ha desgarrado y empieza a entrar en una lenta decadencia».



Medio siglo del divorcio beatle

Paul McCartney, compositor, bajista y voz de The Beatles, afirmaba el 10 de abril de 1970 que no estaba dispuesto a seguir componiendo con John Lennon para nuevas grabaciones de los cuatro de Liverpool. McCartney presentaba una semana después su primer LP oficial en solitario, lo cual no era extraño en el ámbito del cuarteto pues desde 1969 el conjunto mostraba signos de cansancio e interés de cada uno por desarrollar sus carreras discográficas y musicales de forma individual. 



El último disco oficial de The Beatles, editado cuando el cuarteto de Liverpool se había separado, llevaba premonitorio título de Let It Be (Déjalo así), frase que se cumplió ante las periódicas noticias que anunciaban la supuesta reunión de los Fab Four. El LP póstumo incluía en su repertorio la canción The Long And Winding Road, que muy bien podría definir la andadura de los cuatro jóvenes que dieron un vuelco a la música popular en la segunda mitad del siglo XX, llámese rock o pop.

El estilo de The Beatles se mantiene estable en el ámbito de los clásicos de la música, como hace medio siglo tras la separación del grupo británico, cuyo legado artístico continúa obteniendo el reconocimiento de diferentes generaciones. Sus representantes, por encima de modas puntuales, contribuyen al rentable negocio que constituye la continua puesta en circulación de sus discos más representativos, es decir todos, de los que se rescatan hasta grabaciones desechadas en su día pero actuales décadas después, como si de novedades se tratasen.


De nuevo la premonición: “El largo y sinuoso camino que va a tu puerta, nunca desaparecerá”. Parece que las composiciones de The Beatles tienen mucho tiempo por delante. Cambiaron los formatos de los discos, nacen nuevas formas de consumir música. Decenas de títulos con el marchamo del cuarteto se encuentran instaladas entre las grandes creaciones de la cultura popular, como pasa con otros géneros musicales nacidos durante el siglo XX, como blues, jazz, tango, bolero, cante jondo, bossa, soul o rock and roll, de comienzos en muchos casos en territorios marginales y reducidos a públicos muy concretos.

La separación física de George, John, Paul y Ringo no estuvo exenta en los primeros años de la década de los setenta del siglo pasado de fricciones y resquemores de personas que habían convivido una larga década llena de luces, pero también de sombras, y como toda relación formal fallida tuvo su punto culminante en la demanda realizada por McCartney con el objetivo de disolver la asociación comercial de The Beatles. No obstante, el paso del tiempo y la distancia por medio, dieron como resultado que los cuatro de Liverpool no estuviesen por la labor de reunirse a pesar de que eran habituales de unos en los discos de otros. Cada uno siguió su propio camino, principalmente en la música aunque también algunos probaron en el cine. Aún así, los medios de comunicación  periódicamente soltaban alguna noticia sobre el posible reencuentro del grupo.



El cuarteto pasaba a nivel comercial por un momento álgido propiciado sin duda porque en septiembre de 1969 se había puesto a la venta uno de sus mejores discos: Abbey Road, cuya estela se percibe medio siglo después de su grabación por la presencia en su repertorio de canciones impresionantes, entre otras, Something y Come Togheter, balada y rock intemporales. El atractivo del disco también se extendía a la carátula con fotografía de los cuatro sobre el paso de cebra situado en las proximidades del afamado estudio de grabación de la londinense calle que da nombre al álbum.



En aquellos tiempos de finales de década, previos a la separación, The Beatles trabajaban en el que sería su último disco de larga duración: Let It Be, bajo la producción de Phil Spector, controvertido personaje aupado a la fama por sus heterodoxas técnicas de grabación que tanto contribuyeron al afianzamiento de la música pop en la década de 1960. El disco comenzó a venderse cuando el grupo se había desintegrado, y como en todas sus grabaciones en él aparecían unas cuantas piezas demostrativas del olfato comercial de The Beatles, quienes después de su desaparición como colectivo dejaba agradables recuerdos como Let It Be, Don't  Let Me Down, Get Back, I' ve Got A Feeling,  el mencionado The Long And Winding Road y Two Of Us, titulos que unidos a otras decenas de sus creaciones convertirían a The Beatles en una de las formaciones más rentables a nivel económico durante años. 
En la primavera de 1970, George, John, Paul y Ringo encaraban la nueva situación centrándose en nuevos proyectos, principalmente discos, que todos en poco tiempo fueron editando con mayor o menor fortuna. La esperanza de reunión por fin se truncó con el asesinato de John Lennon a finales de 1980. Luego moriría George Harrison, mientras el legado del artístico del grupo sigue explotando hasta la saciedad con grabaciones de todo tipo, algunas desechables, pero 50 años después del mediático divorcio de los cuatro fabulosos el largo y sinuoso camino mereció la pena.