Canciones contra el silencio
Adolfo Celdrán (Alicante, 1943), que formó parte del colectivo Canción del Pueblo, cuya presentación se produjo el 22 de noviembre de 1967 en el instituto Ramiro de Maeztu, de Madrid, donde sus componentes expresaron sus principales objetivos, entre otros dignificar la canción en castellano. Cantautor comprometido, Adolfo desarrolló su faceta artística con muchos problemas que le llevaron a plantearse dejar la canción, por la censura ejercida sobre su labor durante el franquismo y transición, sobre todo cuando se trataba de recitales y actuaciones en directo, al igual que le pasaba a otros compañeros de profesión.
Adolfo Celdrán (Alicante, 1943), que formó parte del colectivo Canción del Pueblo, cuya presentación se produjo el 22 de noviembre de 1967 en el instituto Ramiro de Maeztu, de Madrid, donde sus componentes expresaron sus principales objetivos, entre otros dignificar la canción en castellano. Cantautor comprometido, Adolfo desarrolló su faceta artística con muchos problemas que le llevaron a plantearse dejar la canción, por la censura ejercida sobre su labor durante el franquismo y transición, sobre todo cuando se trataba de recitales y actuaciones en directo, al igual que le pasaba a otros compañeros de profesión.
En 1970 se puso en circulación el disco LP titulado Silencio, en el que Celdrán incluía composiciones de varios poetas y también propias, como Canción a las seis de la mañana, una pieza que se enmarca en la línea de compromiso que desarrolló Adolfo desde el principio de su carrera artística que continúa hasta la actualidad.
Canción a las seis de la mañana
No duermas, hermano...
En estas horas
de madrugada
despierta y vela
como yo hago.
Que durmiendo no logras
andar ni un paso,
y no andar, es perder
un poco lo ya andado.
Despierta la cabeza.
Ten los sentidos claros.
Agúzate el oído.
Escucha entre lo blando.
Por la calle camina
el obrero al trabajo.
Escucha como marcha
callado y cabizbajo.
Escucha ese borracho
que va cantando.
No te creas sus risas,
que está llorando.
Oye a la prostituta
volver de su trabajo.
Se ha ganado su pan
con el cuerpo sudado.
Escucha el tintineo
de monedas robadas.
Robar no es un pecado
si no se tiene nada.
No duermas, hermano.
El obrero parado
duerme intranquilo,
quizás durmiendo olvida
que no ha comido.
El empresario
da muchas vueltas.
Duerme, empresario, duerme
con tu conciencia.
los carros, la basura
se están llevando.
Si se llevaran toda
no habría carros.
Dicen: "la noche sirve
para el descanso".
No se puede, mi amigo,
descansar tanto.
¡Qué larga que es la noche!
¡Qué no vivir tan largo!
¡Cuánta ilusión perdida
viviendo este letargo!
Mas la luz va volviendo,
sabemos dónde vamos
y a nadie se le ocurra
llevarnos de la mano.
No duermas, hermano.
¡No duermas, hermano!
¡Que la noche se muere
y el día está llegando!
Portada de Silencio, del pintor Juan Genovés
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