La música, con letra entra
El 3 de octubre, último día de la vida de Janis, no había indicios de la niñita melancólica. Como esa noche la esperaban en el estudio, se chutó pero no mucho. La banda grabó la pista instrumental de Buried Alive in the Blues, de Nick Gravenites, y Janis estaba ansiosa por grabar la letra al día siguiente. Después de la grabación, todos se chutaron y Vince Mitchell, su director de giras y amigo, recuerda haberle notado una "expresión extraña como de agobio", pero pronto lo olvidó. Algunos miembros de la banda fueron al Barney's Bearney, donde Janis y Ken Pearson, el organista, charlaron sobre el disco. En un momento dado Janis preguntó si los chicos de la banda la querían tanto como ella a ellos. "Si alguno de vosotros me abandona, lo mato", dijo. Alrededor de las doce y media, después de beber unas copas y charlar sobre el futuro, se marcharon del bar y, cuando llegaron al Ladmark, cada uno se dirigió a su habitación.
Janis Joplin (4)
El 3 de octubre, último día de la vida de Janis, no había indicios de la niñita melancólica. Como esa noche la esperaban en el estudio, se chutó pero no mucho. La banda grabó la pista instrumental de Buried Alive in the Blues, de Nick Gravenites, y Janis estaba ansiosa por grabar la letra al día siguiente. Después de la grabación, todos se chutaron y Vince Mitchell, su director de giras y amigo, recuerda haberle notado una "expresión extraña como de agobio", pero pronto lo olvidó. Algunos miembros de la banda fueron al Barney's Bearney, donde Janis y Ken Pearson, el organista, charlaron sobre el disco. En un momento dado Janis preguntó si los chicos de la banda la querían tanto como ella a ellos. "Si alguno de vosotros me abandona, lo mato", dijo. Alrededor de las doce y media, después de beber unas copas y charlar sobre el futuro, se marcharon del bar y, cuando llegaron al Ladmark, cada uno se dirigió a su habitación.
Cuando Janis llegó a su habitación, se chutó. Había "janisificado" la habitación, como siempre, cubriendo los pésimos cuadros con una colcha cuyos dibujos tenían reminiscencias hindúes, encendiendo velas y poniendo sobre los muebles trozos de encaje y "cuadritos extraños". Hacía cualquier cosa porque las habitaciones de los hoteles parecieran que lo eran lo menos posible. Después de chutarse, fue al vestíbulo a cambiar un billete de cinco dólares para comprar cigarrillos. Janis quería fumar, pero también andaba en busca de compañía, así que charló durante unos diez minutos con el conserje, contándole que había hecho durante el día y lo excitada que estaba con el nuevo disco. El hombre no tenía la menor idea que quién era ella, pero la escucho igual. Janis regresó a su habitación y se sentó en la cama, quizá pensando en su banda o en el álbum. Tal vez la habitación vacía le produjo una sensación de soledad, un sentimiento de desolación, o acaso cantó su tonada preferida, It´s Life, una canción que hablaba de quedarse corto. Quizás pensó "¡vaya, otra gran burla del sábado por la noche para Janis!" O en que tenía que pasar otra noche en un motel hortera, sin nada ni nadie, plantada no sólo por una persona, sino por dos. Pero esa noche Janis no tendría que soportar todo el peso de su soledad por mucho tiempo. Puso el paquete de cigarrillos sobre la mesilla de noche y cayó al suelo de bruces con la vuelta de los cigarrillos aún en la mano. Más poderosa que las drogas a las que estaba acostumbrada, la heroína que se inyectó esa noche la sumió en la inconsciencia.
Janis Joplin
© Alice Echols
Ed. Circe
En ese jueves, también, Janis afirmó su testamento. Pero fue una mera coincidencia. Existía otro testamento realizado en 1969. En ése, sin embargo, dejaba todos sus bienes a su hermano, y también un legado con algún dinero a Linda Gravenites. Los padres y los hermanos estaban excluidos. En julio de su último año, Bob le sugirió por qué no hacer una revisión de su testamento. Ahora había más dinero en juego que antes, Linda ya nada tenía que ver con Janis. Fue Bob, y no Janis, quien insistió en la cuestión cuando ella volvió a la costa. Bob le preguntó, entonces si se mantenía en la idea de que su hermano recibiese todo. Janis dijo definitivamente que "no". Dijo que se sentía más unida en sentimientos a sus padres y su hermana que antes. Las disposiciones fueron variadas: la mitad de los bienes para los padres, una cuarta parte para Michael, otro cuarto para Laura.
Por otro lado, es tonto decir que ella no experimentó ciertos sentimientos ante el testamento. Dijo que deseaba que se celebrara una fiesta en caso de que muriese y dispuso 2.500 dólares para ese propósito. Hizo que Bob le prometiese que la fiesta se llevaría a cabo.
Janis Joplin (Enterrada viva)
© Myra Friedman
Espiral / Fundamentos
Cuando Janis Joplin era pequeñita, una noche su madre la vio alejarse dormida de la casa por la acera, presa de sonambulismo, y corriendo tras ella, le gritó: "Janis, ¿qué haces? ¿Adónde vas? En el futuro, a los Joplin fue : "Voy a casa". Janis parecía saber, incluso en su infancia, que no pertenecía a ese lugar, que su hogar no podía ser Por Arthur, Texas, el pueblo adyacente a la refinería de petróleo.
Janis dejó de andar dormida, pero nunca dejó de andar. La idea de la pequeñuela dirigiéndose a su cosa sola, en medio de la noche, nos da la imagen más conmovedora y fehaciente de la cantante cuya vida y música estuvieron marcadas por la constante inquietud, una inquietud que puede oírse en la increíble sonoridad de su voz. Janis no se conformaba con dar una nota redonda, sino que modulaba la voz de modo que pareciera que cantaba dos notas a la vez.
© Alice Echols
Los servicios fúnebres privados para los miembros más allegados de la familia Joplin se celebraron en el Westwood Village Mortoury, en el Condado de Los Ángeles, el 7 de octubre de 1970. De acuerdo con sus deseos, los restos fueron cremados y arrojados al viento a lo largo de la costa, en Marin County, California.
© Myra Friedman
En ese jueves, también, Janis afirmó su testamento. Pero fue una mera coincidencia. Existía otro testamento realizado en 1969. En ése, sin embargo, dejaba todos sus bienes a su hermano, y también un legado con algún dinero a Linda Gravenites. Los padres y los hermanos estaban excluidos. En julio de su último año, Bob le sugirió por qué no hacer una revisión de su testamento. Ahora había más dinero en juego que antes, Linda ya nada tenía que ver con Janis. Fue Bob, y no Janis, quien insistió en la cuestión cuando ella volvió a la costa. Bob le preguntó, entonces si se mantenía en la idea de que su hermano recibiese todo. Janis dijo definitivamente que "no". Dijo que se sentía más unida en sentimientos a sus padres y su hermana que antes. Las disposiciones fueron variadas: la mitad de los bienes para los padres, una cuarta parte para Michael, otro cuarto para Laura.
Por otro lado, es tonto decir que ella no experimentó ciertos sentimientos ante el testamento. Dijo que deseaba que se celebrara una fiesta en caso de que muriese y dispuso 2.500 dólares para ese propósito. Hizo que Bob le prometiese que la fiesta se llevaría a cabo.
Janis Joplin (Enterrada viva)
© Myra Friedman
Espiral / Fundamentos
Cuando Janis Joplin era pequeñita, una noche su madre la vio alejarse dormida de la casa por la acera, presa de sonambulismo, y corriendo tras ella, le gritó: "Janis, ¿qué haces? ¿Adónde vas? En el futuro, a los Joplin fue : "Voy a casa". Janis parecía saber, incluso en su infancia, que no pertenecía a ese lugar, que su hogar no podía ser Por Arthur, Texas, el pueblo adyacente a la refinería de petróleo.
Janis dejó de andar dormida, pero nunca dejó de andar. La idea de la pequeñuela dirigiéndose a su cosa sola, en medio de la noche, nos da la imagen más conmovedora y fehaciente de la cantante cuya vida y música estuvieron marcadas por la constante inquietud, una inquietud que puede oírse en la increíble sonoridad de su voz. Janis no se conformaba con dar una nota redonda, sino que modulaba la voz de modo que pareciera que cantaba dos notas a la vez.
© Alice Echols
Los servicios fúnebres privados para los miembros más allegados de la familia Joplin se celebraron en el Westwood Village Mortoury, en el Condado de Los Ángeles, el 7 de octubre de 1970. De acuerdo con sus deseos, los restos fueron cremados y arrojados al viento a lo largo de la costa, en Marin County, California.
© Myra Friedman
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