
Elementales
Portada: diseño y realización José María Valiño
Elementales continuaba en su segundo disco grande con la línea de su primer y anterior trabajo, es decir apostando por sonoridades de diferentes geografías para reconvertirlas en ritmos de raigambre urbano que consolidaron al grupo como uno de las propuestas más refrescantes de la escena musical de Madrid en la primera mitad de los años 90. Su segundo álbum, Al baño maría, producido por el polifacético Tino Di Geraldo, quien colabora en alguna pieza, se adentra con especial intensidad en el flamenco, sólo basta escuchar Tangos de Puerta Bonita, Nube María y Ojos blancos para un niño verde para disfrutar de una música de jonda raíz, pero abierta a influencias dispares que se encuentran en la Europa celta, el norte de África o en Brasil. Todas las composiciones, pertenecientes a Enrique Valiño y José Luis Ordoñez, están tocadas por la fusión de estilos que convierte en familiares instrumentos como el violín, sitar, bouzouki y darbouka que se expresan alegremente en Atlántica, Salamandra en chumbera, Calma chicha y El baile del vicario loco.
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